miércoles, 25 de julio de 2018

El origen del salmorejo


Cuando uno piensa en un plato fresquito para el verano, enseguida se le viene a la cabeza el salmorejo.
 
Símbolo de Córdoba, es una sopa fría muy sencilla de hacer; sólo lleva tomate, miga de pan, aceite, vinagre, ajo y sal.



Pero, ¿sabías que en su origen no incluía el tomate?

Al principio consistía sólo en una bebida de agua y vinagre en la que mojar pan y que, al parecer, era muy habitual entre los soldados romanos.  

En la época árabe se siguió haciendo algo parecido hasta dar lugar a la mazamorra o salmorejo blanco, que todavía se puede tomar en algunas regiones de Andalucía.

Al ser un plato barato y sencillo, se popularizó su consumo entre la gente humilde. 

Pero su característico color rojo no llegaría hasta finales del siglo XIX.

Recordemos, claro, que el tomate procede de América, por lo que no se conoció en nuestro continente hasta el siglo XVI.



El salmorejo se extendió fuera de Andalucía a lo largo del siglo pasado y, dado que se toma frío, se convirtió en una receta típica del verano.

Aunque bueno, en Jurucha nos gusta tanto… ¡que lo servimos todo el año! 



Además, no sólo está rico, sino que es muy sano.
 
Los tomates son una fuente natural de antioxidantes y ayudan a prevenir muchos tipos de cáncer. El ajo es antiinflamatorio, diurético, antiséptico… Y el aceite de oliva es parte imprescindible de nuestra dieta mediterránea por sus propiedades beneficiosas para la salud.

Así que ya sabes, si tienes antojo de algo rico y nutritivo, ven a probar nuestro salmorejo en cualquier época del año.

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