martes, 10 de agosto de 2021

Santoña y su anchoa

A comienzos de este siglo, el personal marinero abandonó las pesquerías de ultramar como consecuencia de la desaparición de cetáceos y la caza de la ballena, sustituyéndolo debido a su abundancia por especies de bajura, siendo las más importantes el besugo, bonito y sardina. El bocarte (anchoa), era despreciado y su destino era la elaboración de abono o simplemente devuelto al mar. Durante esta época Santoña no era un puerto pesquero importante y sus capturas no podían venderse en fresco por carecer de poblaciones grandes próximas. Bilbao y Santander disponían en sus inmediaciones de puertos que los abastecían, sumado a que en aquellas fechas los caminos y los medios de trasporte nada tenían que ver con los actuales.
Esta fue la causa de que los excedentes de pescado tuvieran como destino pequeñas y precarias lonjas, siendo los métodos de conservación el escabeche, el salazón, el ahumado y el curado al aire libre. Los mercados principales de estas conservas eran Castilla y la Rioja, gracias a la intermediación de los arrieros, personas dedicadas al comercio con transporte de carros de mulas, que a su vez traían de aquellas tierras en su retorno productos, siendo los más interesantes para las empresas de Santoña; aceite, vinagre y sal. De esta manera, comenzaron los pioneros de la industria conservera en Santoña. La primera noticia que tenemos del primer intento de fabricar latas de anchoas en salazón, data de 1884, a través de una patente de cinco años, del conservero Germán Bravo, que aseguraba tener mejor resultado que en barriles de madera, pues la salmuera no se evaporaba y producía los problemas de la fuga de salmuera que se producía con los envases de madera. En Italia la manufactura de la anchoa tiene una gran tradición y relevancia. Tras la unificación de los reinos italianos en 1861, se empieza a observar un gran movimiento económico especialmente en el norte de este país. Al abrigo de este crecimiento se constituyen varias empresas transformadoras que acaparan el mercado de esta especie. Estas casas se instalaron principalmente en Génova, Torino, Livorno y Nápoles, y aparte de la propia elaboración, absorbían la producción de los puertos del sur del país (Sicilia).
Más, pese a estas ventas, el mercado de salazón de anchoa en Italia era deficitario debido al gran consumo en el país y las incipientes exportaciones desde Génova a otras naciones. La razón por la que estas empresas llegan a conocer el bocarte del Cantábrico no está claro. La fuente más fidedigna atribuye a personal diplomático italiano en suelo español, que de visita por nuestras costas observó la existencia de esta pesquería y el escaso interés prestado por los fabricantes establecidos, posteriormente contacta con empresarios genoveses. Serán estas compañías las verdaderas impulsoras y fomentadoras de la actividad en nuestro puerto. Desplazando durante este período personal experimentado, generalmente enviaban a sicilianos para elaborar la anchoa, y que sobre todo en los primeros años, venían acompañados de paisanos, obreros de las lonjas de Sicilia que fueron los que inculcaron la labor al personal local. El envío del salazón de anchoa en barriles de madera se realizaba en régimen de cabotaje, barco que recogía la mercancía de los distintos puertos del cantábrico, agrupando la mercancía en el puerto de SANTOÑA, puerto elegido como punto centralizador de la anchoa, para luego enviarlo hasta Italia.
La anchoa en salazón es una semiconserva y es necesaria su venta en un período aproximado de un año. Las dificultades para la navegación durante la 1ª Guerra Mundial hacían peligrar los stocks de este producto. Fue en este año cuando Giovanni Vella, industrial afincado en Santoña, decidió darle una solución a este problema y tras observar lo que acontecía con la anchoa en salazón que se enviaba y comercializaba en Italia para aperitivos, la cual tras sufrir varios procesos se presentaba con un poco de mantequilla, pensó en la forma de elaborar ese producto final y comercializarlo en latas, es decir, saltarse los pasos intermedios para servir a los comercios el producto listo para su consumo. Los primeros ensayos con mantequilla no dieron los resultados esperados. Si bien se utilizó durante algún tiempo dando un aspecto desagradable al producto, se utilizó con posterioridad el aceite de oliva. De esta manera, nacieron los actuales filetes de anchoa.