El pimiento es originario de América del Sur, donde ya se cultivaba desde hace varios milenios.
Los indígenas lo llamaban chile o ají, pero Colón le puso un nombre diferente. Como decía que picaba más que la pimienta, supuso que debía de tratarse de la variedad “macho” del alimento, y de ahí lo de pimiento.
Existen muchas variedades de pimientos, no sólo según su color sino también su sabor, como el morrón, piquillo, padrón o guernica. Pero sus beneficios y propiedades son muy similares entre todos.
Lo más característico es que tiene un alto contenido en agua y fibra, mientras que aporta muy pocas calorías (20 calorías por cada 100 gr). Esto hace que produzca sensación de saciedad y lo convierte en un alimento muy útil para dietas de control de peso.
Otra cosa sorprendente es que es rico en vitamina C, especialmente el rojo, aportando 190 mg por cada 100 gr de pimiento fresco. ¡Eso significa que tiene tres veces más vitamina C que las naranjas!
Pero también contiene otras vitaminas como la A, E, B6, B3, B2, B1 y ácido fólico. Y en cuanto a los minerales destaca su alta concentración de potasio, seguido de fósforo, calcio y magnesio.
Entre sus principales beneficios podemos citar:
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Refuerza nuestro sistema inmunológico ayudando a la
producción de glóbulos blancos y anticuerpos.
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Favorece el tránsito intestinal.
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Es recomendable en embarazadas porque ayuda al
crecimiento de los huesos del feto.
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Favorece la absorción del hierro de otros alimentos,
por lo que es bueno para personas con anemia.
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Reduce la ansiedad y el insomnio.
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Protege a las células de la contaminación y del
envejecimiento prematuro, previniendo también la aparición de enfermedades
degenerativas.
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