La anchoa es primo-hermano del boquerón, como algunos ya sabéis. La manera de conservar este alimento vino desde Italia, cuando a finales del siglo XIX algunos pescadores se acercaron a nuestras costas del norte en su busca. Pero no fue hasta después de la II Guerra Mundial cuando los pescadores italianos se multiplicaron y enseñaron a los lugareños la técnica de conservación y el salazón.
Esta delicada técnica consiste en salar, prensar y dejar reposar los filetes del pescado durante cuatro o cinco meses alrededor de los 20º hasta que tengan el tono rojizo característico. Después se procede a su secado para eliminar la sal y se baña en aceite.
Después de cumplir con todos estos pasos ya están listas para disfrutarlas en el paladar.
En Jurucha disponemos de varios pinchos con este preciado bocado:
- Barquita de queso Roquefort con anchoa
- Queso fresco de Villalón con anchoas y boquerón
- Queso fresco de Villalón con tomate, anchoa y orégano
- Canapé de anchoas de Santoña sobre pan
- Canapé de pimientos de piquillo con anchoas
- Barquita de crema de anchoas de Santoña
- Revuelto de pimientos de piquillo y anchoa fresca
Pero ahora hablemos de los beneficios de las anchoas, creo que a todos nos interesa. Las anchoas contienen una alta cantidad de proteínas y por eso son recomendadas para el desarrollo muscular. Además de una gran cantidad de calcio y de zinc que facilita la asimilación y el almacenamiento de la insulina a nuestro organismo. También el zinc es beneficioso para el sistema inmunitario, la cicatrización de heridas y el transporte de la vitamina A a la retina. Su cantidad de vitamina A y D ayuda a prevenir algunos tipos de cáncer.
Con todo esto, ya era hora de que la anchoa se mereciera un día.
#AnchoaDay
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